Saturnalia, los orígenes de la Navidad

La Navidad es una de las fiestas más populares de todo el mundo, pero ¿cuál es su origen? Popularmente, en Navidad celebramos el nacimiento de Jesucristo, para ser más concreto lo celebramos hoy, día 25 de diciembre. Pero por muy increíble que os pueda parecer, Jesús no nació un 25 de diciembre. Entonces, ¿qué estamos celebrando hoy realmente?


Para saber lo que estamos celebrando hoy, debemos hablar de las Saturnales, unas fiestas paganas que celebraban los romanos en honor a Saturno, el dios de la agricultura y la cosecha.


La figura de Saturno es una figura misteriosa dentro de la religión romana. Por lo general las representaciones del dios que han sobrevivido lo muestran con un velo y blandiendo una hoz o un cuchillo de podar, lo que sugiere una estrecha relación entre este dios y la agricultura, sobre todo la de semillas y el grano.


Este dios tiene conexiones con algunas deidades indígenas italianas y especialmente con el dios griego Crono, compartiendo con este último la relación con la agricultura y el cultivo.


Originalmente estas fiestas transcurrían entre los días 17 y 23 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno, el periodo más oscuro del año en el hemisferio norte del planeta. Durante estos días los trabajos de los agricultores acababan y los campesinos y esclavos podían aplazar sus trabajos cotidianos. 


Al igual que en la actualidad, los romanos aprovechaban estos días para ir a visitar a sus familiares y amigos, intercambiaban regalos y organizaban banquetes públicos. Estas fiestas se prolongaban durante 7 días, y durante ellos los esclavos gozaban de una gran permisividad, ya que podían vestir con las ropas de sus señores o ser atendidos con estos sin ningún castigo, emborracharse en público, podían jugar...


Las Saturnales estaban presididas por un rey, elegido especialmente para esa ocasión, que era conocido con el nombre de “Saturnalicius princeps”, o el líder de las Saturnales en español. También era conocido popularmente como el <<señor de la anarquía>>, ya que era seleccionado de entre los miembros más humildes de una casa y podía realizar travesuras libremente.


Las fiestas comenzaban con un sacrificio en el templo de Saturno al pie de la colina del Capitolio, la zona más sagrada de Roma, seguido de un banquete público, al que estaba invitado todo el mundo. Después seguían siete días de diversiones, banquetes, orgías e intercambio de regalos.


Estos eventos se convirtieron rápidamente en la fiesta romana más alegre del calendario, de hecho, Catulo llegó a describirla como “el mejor de los tiempos”. Otra peculiaridad de las Saturnales consistía en la inversión de roles, ya que durante esta época los amos tenían que usar el sombrero de los esclavos libertos, y atendían a sus esclavos, siendo esta semana festiva una especie de válvula para liberar tensiones sociales acumuladas dentro de la estricta sociedad romana.


El final de estas celebraciones era marcado por la compra y entrega de velas, bagatelas, como higos en gelatina, y especialmente figuritas de terracota que se vendían en un mercado especial llamado la “sigillaria”. Esta feria se montaba el último día de las celebraciones y era tradición que los amos les dieran dinero a los esclavos para que estos compraran cosas en él.  


A pesar de que tenemos la afirmación de Tito Livio, el cual nos dice que esta festividad se comenzó a realizar en el siglo V a.C, tenemos pruebas que nos indican que comenzó mucho antes.


También el día 25 de diciembre los romanos celebraban la fiesta del “Natalis Solis Invicti”, una fiesta asociada al nacimiento de Apolo, dios de la luz y el sol. Como ya sabréis todos durante estos días, en el hemisferio norte del planeta los días se comienzan a hacer más largos, por eso los romanos escogieron esta fecha para organizarle una fiesta al dios Apolo.


Este día era conocido por los romanos como “bruma” y fue de esta fecha que se tomó la idea del 25 de diciembre como el día del nacimiento de Jesucristo, ya que cuando Julio César introdujo su calendario en el año 45 a.C, el 25 de diciembre debió ubicarse entre el 21 y el 22 de diciembre de nuestro calendario Gregoriano.


Es de esta manera como llegamos a los primeros antecedentes de la Navidad tal y como la conocemos a día de hoy, entre los años 320 y 353. Fue durante estos años cuando el papa Julio I fijó la solemnidad de Navidad el 25 de diciembre, quizá con la intención de convertir a los paganos en cristianos. Años más tarde, en el año 440, el Papa León Magno estableció esta fecha para la conmemoración de la Natividad, y casi un siglo más tarde, en el año 529, el emperador Justiniano la declaró la festividad oficial del Imperio.


Bibliografía: 


 


  

 

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