Andrewsarchus. Un autentico lobo con piel de cordero.

 El que se piensa que es el mamífero carnívoro más grande de la historia es pariente lejano de las actuales cabras. Pero antes de explicar esto último que acabo de decir debemos explicar que es un Andrewsarchus.


Andrewsarchus, nombre que se podría traducir como <<el gobernante de Andrews>> es un mamífero terrestre extinto que habitó lo que hoy es Asia Central hace entre 45 y 36 millones de años, durante el periodo Eoceno. La única especie conocida se describió a partir de un cráneo gigante de 1 metro de longitud encontrado por el explorador y cazador de fósiles Roy Chapman Andrews, de ahí su nombre.


Los restos de este animal encontrados en 1923 fueron descubiertos por Kan Chuen Pao, un miembro de la expedición de Andrews. En un primer momento Andrews lo consideró como un animal carnívoro, y no se equivocó, ya que estamos hablando del mamífero carnívoro más grande. 


Sí, es el mamífero carnívoro más grande de la historia, pero eso no lo hace más interesante. Aquí es cuando nuestra historia de hoy mejora.


En un primer momento, Andrews pensó que este carnívoro estaba relacionado con la familia de los Entelodon, los también conocidos como los cerdos del infierno, y no es para menos, ya que estos bichos eran feos de narices, ya hablaremos de ellos en otro momento. 


Pero, ¿que le llevó a pensar a Andrews a pensar que este animal estaba relacionado con la familia de los Entelodon? Pues los restos encontrados de este animal. Los restos, compuestos de un enorme cráneo y unos pocos huesos más hacen parecer a este animal algo entre medias de un lobo y un cerdo gigante.


La verdad es que el Eoceno fue una época bastante extraña para la fauna de la Tierra. Los dinosaurios acababan de desaparecer, y las aves y los mamíferos tenían completa libertad para ocupar los nichos ecológicos que ocupaban los dinosaurios que se habían extinguido. Durante este periodo aparecen otras especies que son muy conocidas, como los gatos, los osos o las comadrejas así como otros mamíferos y casi todas las aves actuales que conocemos a día de hoy, así que un lobo con cabeza de cerdo tampoco era algo tan raro.


En la actualidad los mayores depredadores de nuestros ecosistemas suelen ser cánidos como los lobos o felinos como los tigres. Pero esto no era así hace 45 millones de años. Por lo general cuando se descubre una especie nueva se suele usar una rama de la biología llamada cladista, una rama encargada de buscar parecidos entre la nueva especie descubierta y los demás miembros de su línea evolutiva, tanto anteriores como posteriores.


Sin embargo, en la cabeza de este animal está el problema que lleva algo más de 1 siglo sin resolverse. Los dientes y el cráneo de este animal son los que han causado todo este problema. Mientras que los caninos parecen estar adaptados para agarrar y los pómulos del cráneo revelan una mordida muy potente, los molares son planos. Como solo se conserva la parte superior del cráneo, no sabemos aún para qué usaba esta boca tan compleja, por lo que no sabemos si era un depredador activo o un carroñero.


Gracias a todos estos problemas, en un primer momento Andrewsarchus fue clasificado erróneamente dentro de la familia de los mesoníquidos, un taxón extinto de animales parecidos a lobos pero que tenían cascos. 


Usando los restos de otros mesoníquidos más pequeños y comparando los tamaños de los cráneos se hizo una estimación de lo que podría llegar a medir un Andrewsarchus. Se descubrió que si el cráneo de un mesoquínido media 1, el cuerpo de ese mesoquínido medía 6. Como el cráneo hallado de este animal medía 1 metro el cuerpo debía de medir 6.


Estudios elaborados posteriormente desmintieron esta hipótesis, y el resultado fue de algo más de 3,5 metros de largo, 1,8 metros de alto y una tonelada de peso más o menos.


Para que lo pongamos en contexto este carnívoro era igual de grande que un alce actual, lo que le convertiría en el mamífero más grande de toda la historia y lo dejaría en el límite de utilidad para un mamífero carnívoro.


Sin embargo, estudios más actuales sacaron al Andrewsarchus del taxón de los mesoníquidos, lo que hace que esta estimación pueda ser errónea y este animal fuera más pequeño.


Los nuevos estudios que ayudaron a descartar esta teoría se centraron en los restos de los dientes de este animal. Los restos de los dientes revelaban una composición bastante particular, que englobaría a la especie Andrewsarchus dentro del orden de los artiodáctilos, una familia que comprende a animales tan conocidos como las ovejas, las cabras o la jirafas, en pocas palabras tenemos un auténtico lobo con piel de cordero, o genética en este caso.


Estos dientes eran prácticamente idénticos a los de los entelodontes, los cerdos del infierno que he mencionado antes. Al no poseer en la actualidad más restos de esta misteriosa especie animal, y viendo las similitudes que posee esta especie con los entelodontes se ha decidido englobarles dentro del mismo orden, al menos por el momento. 


Otros animales que también están emparentados lejanamente con el Andrewsarchus son las ballenas, los delfines, las vacas o los hipopótamos. Hasta que se encuentren más restos de esta impresionante especie animal, tenemos entre las manos un lobo con piel de cordero.


Bibliografía: 


 



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